2 Corintios 11:22-33 RVC
22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas?
Yo también. ¿Son descendientes de Abrahán? Yo también.
23 ¿Son ministros de Cristo? (Hablo como si
estuviera loco.) Yo lo soy más. Mis trabajos son más abundantes; mis azotes,
innumerables; mis encarcelamientos, muchos más; muchas veces he estado en
peligro de muerte.
24 Cinco veces he recibido de los judíos
treinta y nueve azotes;
25 Tres veces he sido azotado con varas; una
vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he
estado como náufrago en alta mar.
26 Son muchas las veces que he estado de
viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia
gente, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.
27 He pasado por muchos trabajos y fatigas;
muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas
veces no he comido, y he pasado frío y desnudez.
28 Además de todo esto, lo que cada día pesa
sobre mí es la preocupación por todas las iglesias.
29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién
se le hace tropezar, y yo no me indigno?
30 Si es necesario vanagloriarse, lo haré en
aquello que demuestre mi debilidad.
31 El Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, ¡bendito sea por siempre!, sabe que no miento.
32 En Damasco, el gobernador de la provincia
del rey Aretas vigilaba la ciudad de los damascenos para arrestarme,
33 pero fui descolgado en un canasto por una
ventana de la muralla, y así me libré de caer en sus manos.
Hubo muchos líderes y misioneros en la época
de Pablo. Los mismos apóstoles, tanto los doce primeros como los que después
fueron reconocidos como tales (no con la autoridad de los primeros doce, era
algo parecido al misionero) desarrollaron una extensa labor en la primitiva
Iglesia. A pesar de que no era sencillo escribir, mucho más de lo que tenemos
en la Biblia se escribió en esos tiempos. Sin embargo, el Bendito Espíritu
Santo no nos dejó tantos testimonios de ministros en las páginas bíblicas.
Además del ministerio de Jesús, sólo hay uno que sobresale por su extensión, y
no era de los doce primeros, se trata de Pablo. Repito, muy bien el Espíritu
hubiera podido dejarnos otro ejemplo tan notorio, pero no lo hizo. Por lo
tanto, a lo que Dios mismo le dedica atención, ¿habremos de desestimarlo
nosotros? Claro que no.
Pero Pablo tuvo que confrontar duramente con
los falsos ministros de su época, y uno de los engaños que enfrentó es
exactamente el mismo que hoy.
2 Corintios 11:5-6 RVC
5 Pero yo considero que en nada he sido
inferior a esos grandes apóstoles.
6 Tal vez sea yo torpe al hablar, pero no lo
soy en cuanto al conocimiento; de esto les hemos dado muestra en todo y por
todo.
Al igual que hoy, estos falsos ministros eran
en extremo hábiles con sus palabras y con las grandezas que proclamaban. El
mismo Pablo no tenía la habilidad en la oratoria de ellos.
¿No tenemos demasiados que hoy proclaman su
grandeza y hablan de tremendas bendiciones, que en realidad nunca vemos? ¿No
estamos acaso en la época en donde la habilidad de manipular con las palabras
ha alcanzado el mayor nivel de la historia?
Como siempre, el problema “no es del chancho
sino del que le da de comer” (refrán muy propio de Argentina, Chile y Uruguay),
entonces, ¿por qué seguimos a estos líderes? No solamente son los que hablan
bonito, sino también los que montan grandes escenarios y espectáculos, como
muchos cantantes de moda cristianos (de paso, uno puede analizar los mensajes
reversos de sus canciones, aunque ese es otro gran tema para charlar).
Creo que en cierto sentido, el sentimiento de
indefensión y pequeñez que nos embarga en los inicios del siglo XXI es el que
nos hace buscar desesperadamente algo más grande y con más sentido que
nosotros… algo que, si no lo queremos ver en Dios lo tendremos que ver en los
hombres (que dicen ser) de Dios, y Satanás tiene unos cuantos bien preparados.
Hemos sido muy bien entrenados para no ver lo
“pequeño y despreciable”, para buscar los grandes ejemplos, los que son “dignos
de seguir” porque pueden demostrar sus éxitos “espirituales”, o por lo menos,
porque tienen mucha gente alrededor que hablan de ellos y ellos mismos los
proclaman. Éstos son los que salen por televisión, los que pueden agrupar
muchas iglesias en sus campañas o publican libros que están en los primeros
estantes. También son algunos de los cantantes cristianos más famosos.
¿Cuáles fueron las credenciales de Pablo?
Humanamente, un verdadero desastre:
·
Tuvo
que esforzarse mucho à no logró armar un equipo de apoyo lo suficientemente grande.
·
Lo
azotaron muchas veces à no logró explicar adecuadamente a las autoridades seculares lo que estaba
haciendo.
·
Lo
encarcelaron mucha veces à ¡tiene un prontuario policial en todas las
ciudades!
·
Muchas
veces estuvo en peligro de muerte à¿lo cuida Dios de verdad? Si tantas veces
estuvo en peligro, capaz que debe estar haciendo algo mal…
·
Cinco
veces lo azotaron los judíos à No fue un buen comunicador hacia su propio
pueblo
·
Tres
veces fue azotado con varas à Mmmm… ningún ángel fue a salvarlo, ¿podrá
mover las potencias celestiales?
·
Una
vez fue apedreado à Tampoco logró que la gente común lo entendiera.
·
Tres
veces sufrió naufragio à ¡Qué mal que eligió el barco por donde ir!
·
Muchas
veces estuvo de viaje corriendo peligro à No logró armar un equipo que lo ayudara y
protegiera.
·
Pasó
peligros por ladrones, su propia gente, los no judíos, en ciudades y campo, en
el mar y ríos à Parece que a Pablo no lo quería nadie, eso no es tener mucho éxito…
·
Pasó
peligro entre falsos hermanos à ¿Le habrá fallado el discernimiento
espiritual?
·
Tuvo
muchos esfuerzos y fatigas, se quedó sin dormir à Capaz que no sabía organizar bien su
trabajo, para que las cosas se hicieran sin problemas.
·
Sufrió
hambre y sed, muchas veces no comió, pasó frío y desnudez à Seguramente no fue un buen
administrador y no tuvo previsión para los momentos difíciles
·
Cada
día le pesa la preocupación por las iglesias, se enferma cuando alguien se
enferma y se indigna cada vez que se hace tropezar a alguien à Parece que todavía no
aprendió a descansar en el Señor…
No, decididamente Pablo no cumplió con la
mayoría de las características que esperaríamos de un buen líder, alguien que
tiene “la bendición” del Eterno, alguien que sabe armar equipos de trabajo y
organizarse bien… Pero por alguna extraña razón, al Espíritu le ha placido
dejarnos su ejemplo como el principal de todas las páginas bíblicas. ¿Será que él
pudo manifestar lo que verdaderamente importa? ¿Será que las cosas que nosotros
normalmente miraríamos y utilizaríamos para juzgar, no es lo que Dios valora?
¿Será que realmente no sabemos qué buscar en un líder? ¿Será que somos
demasiado rápidos para juzgar quién “es de Dios” y quién no?
Hermanos, ¿qué líder estamos buscando?
¿Detrás de quién vamos? ¿Detrás de quién no vamos? ¿Tenemos realmente los
criterios divinos? Oremos para que el Señor nos de SUS parámetros para juzgar
con rectitud a las personas.
Danilo Sorti
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