Efesios 6:15 RVC
15 y con los pies calzados con la disposición de
predicar el evangelio de la paz.
Unos días antes de escribir esto escuché parte del
testimonio del pastor Moise Lushiku, y me llamó la atención una escena, cuando
es llevado por el camino que siguen todos los muertos, en un bifurcación se
encuentra con los ángeles encargados de conducir a las almas hacia el cielo o
el infierno. Para su sorpresa ellos no “tenían” pies, en realidad, él no los
podía ver porque los pies simbolizan el Evangelio, y ellos no se regían por él
sino por las obras de las personas, por lo que cada uno había hecho en su vida.
¡Qué maravilloso es que la gracia de Cristo
anunciada en las Buenas Nuevas nos libra de tener que pagar el justo precio que
nuestras obras merecían! ¡Qué gracia inmerecida es que Su sangre nos sigue
lavando en nuestro caminar cristiano! Esta es la historia de todos los tiempos,
nunca, por toda la eternidad, dejaremos de contarla, y nunca dejaremos de
regocijarnos y maravillarnos por ella.
La proclamación del Evangelio es el “caminar” de
la Iglesia, el avance sobre el Reino de las Tinieblas, y el ministerio
encargado principalmente de esta función es el evangelístico. No solo el
“calzado del Evangelio” nos permite caminar, también soporta todo el peso de
nuestro cuerpo.
1 Corintios 3:11 RVC
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el
que está puesto, el cual es Jesucristo.
Jesucristo es el fundamento de la Iglesia, es
cierto, pero uno de los sentidos de esta expresión lo vemos claramente en el
versículo anterior:
1 Corintios 3:10 RVC
10 Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como
perito arquitecto, puse el fundamento, mientras que otro sigue construyendo
encima, pero cada uno debe tener cuidado de cómo sobreedifica.
Pablo llegó a Corinto llevando el mensaje del
Evangelio, la salvación en Cristo, el Señorío de Cristo, el regreso de Cristo y
el reino futuro de Cristo. Esos eran los elementos centrales de la predicación
cristiana primitiva, pero no terminaba todo allí, había que sobreedificar, ese
era el fundamento, pero todavía se hacía necesario construir mucho más.
Sin embargo, queda en claro que todo lo que se
construyera debía estar firmemente basado en Cristo, lo cual implicaba que no
estuviera apartado de las enseñanzas básicas del Evangelio, el mismo mensaje
que debe escuchar y creer una persona para alcanzar la salvación.
Por eso la labor de los evangelistas es tan
importante también dentro de la iglesia. No es que haya que volver a convertir
a los convertidos (aunque nunca falta un “medio hermano” sentado entre nosotros
que sí necesita escucharlo…), sino que debemos cuidar de no apartarnos del
fundamento.
No obtuvimos la salvación por obras y no debemos manejar
la vida cristiana haciendo un compromiso con las obras, negociando bendiciones
con el Espíritu o autoridad a cambio de nuestro esfuerzo. No debemos corrernos
del Espíritu Santo hacia un espíritu extraño. No debemos perder la centralidad
de Cristo. Y en eso creo que la labor de los evangelistas nos puede ayudar
mucho; no los releguemos solamente a las campañas o predicación en las plazas,
y cuidémonos nosotros mismos también.
¡Señor, ayudanos a no desviarnos de La Roca
inconmovible, que eres tú mismo!
Danilo Sorti
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