jueves, 3 de agosto de 2017

83. Operativo distracción

Lucas 17:27 RVC
27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los destruyó a todos.

En alguna oportunidad escribí que las señales proféticas son muchas veces como las señales de tránsito: podemos ver algo a lo lejos y tenemos más o menos idea de qué se trata, pero no es hasta que estamos lo suficientemente cerca que se hacen claras en todo su significado.

Algo así pasa con este conocido pasaje sobre los tiempos finales. Normalmente se ha predicado sobre el extremo materialismo que representa, pero dentro de esa enseñanza hay una arista más, que a veces puede pasar desapercibida pero que en este tiempo se nos ha vuelto dramáticamente obvia: la “distracción” que el mundo ofrece. Por supuesto que no tiene nada de nuevo, Pablo decía:

1 Corintios 7:35 NTV
35 Les digo esto para su propio beneficio, no para imponerles restricciones. Mi deseo es que hagan todo lo que les ayude a servir mejor al Señor, con la menor cantidad de distracciones posibles.

Jesús dijo algo parecido:

Lucas 8:14 RV1960
14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.

Esta “distracción”, “afanes”, preocupaciones, o como se lo quiera llamar adquiere muy diversas y hasta sofisticadas formas en el día de hoy, pero es en esencia lo mismo.

Una de esas formas, hábilmente manejadas por los medios de comunicación desde hace unos años a esta parte, es mostrar las noticias de asesinatos, crímenes horrendos y abusos espantosos. Por supuesto que de manera dosificada, sólo lo necesario para captar audiencia y generar el clima social deseado, no más, y ocultando unas cuantas cosas dinero de por medio.

Ese panorama crea en los cristianos sinceros una genuina preocupación y oración; y eso no está mal; de hecho creo que Dios permite que sea visto en parte por eso. PERO, y aquí viene lo sutil de la “distracción”, muy fácilmente crea un trasfondo de angustia y preocupación enfocada en el nivel de violencia y disolución social, ocupando la mayor parte del interés y preocupación mental del creyente y distrayéndolo de los propósitos de Dios.

A nivel secular, esta estrategia sirve para que la gente deje de ocuparse tanto de las cuestiones políticas y macroeconómicas, es decir, que deje de “molestar” a los poderes de turno con sus preguntas y reclamos, mientras se ocupa de eso. Por detrás, esos mismos poderes continúan inyectando dinero, armas y droga al sistema para que la rueda siga girando. Y en el medio existen muchísimos violentos que colaboran “gustosamente”.

Ahora bien, lo que digo puede parecer bastante cruel e insensible, pero debemos saber que aunque somos sal y luz, aunque debemos preocuparnos por lo que ocurre en la sociedad y la familia, no debemos llegar al punto de estar “distraídos” con las (muchísimas) problemáticas sociales. Nunca nos olvidemos que finalmente la Iglesia hoy NO VA A CAMBIAR al mundo; aunque tenemos todo el potencial para hacerlo, aunque tenemos todo el poder del Espíritu para que eso ocurra, eso no va a ocurrir por la muy sencilla razón de que el mundo solo cambia cuando la gente que lo habita decide cambiar, y esa decisión es personal, Dios la respeta, no podemos (¡ni debemos!) forzarla nosotros, y la bendición que extendemos hacia la sociedad tiene efecto pero hasta un límite, por la misma razón.

Debemos seguir siendo sal, debemos seguir siendo luz, pero nuestra principal preocupación está en mantener la comunión con Dios, escuchar Su voz y llevar a cabo Sus estrategias para este tiempo. A veces pueden tener que ver con lo que sale por el noticiero, y a veces no. Lo importante, lo verdaderamente importante, es que los diseños de distracción satánicos para este tiempo, los más sofisticados que han ocurrido sobre la tierra hasta ahora, no nos arrastren al error.

¡Señor, ayúdanos!


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprima aquí para enviarnos tu ofrenda.
🙏

No hay comentarios:

Publicar un comentario