Lucas 17:27 RVC
27 La gente comía y bebía, y se casaba y se
daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el
diluvio y los destruyó a todos.
En alguna oportunidad escribí que las señales
proféticas son muchas veces como las señales de tránsito: podemos ver algo a lo
lejos y tenemos más o menos idea de qué se trata, pero no es hasta que estamos
lo suficientemente cerca que se hacen claras en todo su significado.
Algo así pasa con este conocido pasaje sobre
los tiempos finales. Normalmente se ha predicado sobre el extremo materialismo
que representa, pero dentro de esa enseñanza hay una arista más, que a veces
puede pasar desapercibida pero que en este tiempo se nos ha vuelto
dramáticamente obvia: la “distracción” que el mundo ofrece. Por supuesto que no
tiene nada de nuevo, Pablo decía:
1 Corintios 7:35 NTV
35 Les digo esto para su propio beneficio, no
para imponerles restricciones. Mi deseo es que hagan todo lo que les ayude a
servir mejor al Señor, con la menor cantidad de distracciones posibles.
Jesús dijo algo parecido:
Lucas 8:14 RV1960
14 La que cayó entre espinos, éstos son los
que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los
placeres de la vida, y no llevan fruto.
Esta “distracción”, “afanes”, preocupaciones,
o como se lo quiera llamar adquiere muy diversas y hasta sofisticadas formas en
el día de hoy, pero es en esencia lo mismo.
Una de esas formas, hábilmente manejadas por
los medios de comunicación desde hace unos años a esta parte, es mostrar las
noticias de asesinatos, crímenes horrendos y abusos espantosos. Por supuesto
que de manera dosificada, sólo lo necesario para captar audiencia y generar el
clima social deseado, no más, y ocultando unas cuantas cosas dinero de por
medio.
Ese panorama crea en los cristianos sinceros
una genuina preocupación y oración; y eso no está mal; de hecho creo que Dios
permite que sea visto en parte por eso. PERO, y aquí viene lo sutil de la
“distracción”, muy fácilmente crea un trasfondo de angustia y preocupación
enfocada en el nivel de violencia y disolución social, ocupando la mayor parte
del interés y preocupación mental del creyente y distrayéndolo de los
propósitos de Dios.
A nivel secular, esta estrategia sirve para
que la gente deje de ocuparse tanto de las cuestiones políticas y
macroeconómicas, es decir, que deje de “molestar” a los poderes de turno con
sus preguntas y reclamos, mientras se ocupa de eso. Por detrás, esos mismos
poderes continúan inyectando dinero, armas y droga al sistema para que la rueda
siga girando. Y en el medio existen muchísimos violentos que colaboran
“gustosamente”.
Ahora bien, lo que digo puede parecer
bastante cruel e insensible, pero debemos saber que aunque somos sal y luz,
aunque debemos preocuparnos por lo que ocurre en la sociedad y la familia, no
debemos llegar al punto de estar “distraídos” con las (muchísimas)
problemáticas sociales. Nunca nos olvidemos que finalmente la Iglesia hoy NO VA
A CAMBIAR al mundo; aunque tenemos todo el potencial para hacerlo, aunque
tenemos todo el poder del Espíritu para que eso ocurra, eso no va a ocurrir por
la muy sencilla razón de que el mundo solo cambia cuando la gente que lo habita
decide cambiar, y esa decisión es personal, Dios la respeta, no podemos (¡ni
debemos!) forzarla nosotros, y la bendición que extendemos hacia la sociedad
tiene efecto pero hasta un límite, por la misma razón.
Debemos seguir siendo sal, debemos seguir
siendo luz, pero nuestra principal preocupación está en mantener la comunión
con Dios, escuchar Su voz y llevar a cabo Sus estrategias para este tiempo. A
veces pueden tener que ver con lo que sale por el noticiero, y a veces no. Lo
importante, lo verdaderamente importante, es que los diseños de distracción
satánicos para este tiempo, los más sofisticados que han ocurrido sobre la tierra
hasta ahora, no nos arrastren al error.
¡Señor, ayúdanos!
Danilo Sorti
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