Salmos 27:4-5 DHH
4 Solo una cosa he pedido al Señor,
solo una cosa deseo:
estar en el templo del Señor
todos los días de mi vida,
para adorarlo en su templo
y contemplar su hermosura.
5 Cuando lleguen los días malos,
el Señor me dará abrigo en su templo;
bajo su sombra me protegerá.
¡Me pondrá a salvo sobre una roca!
Los expertos en administración y liderazgo
hablan continuamente de la importancia del “enfoque”, es decir, de establecer
unos pocos objetivos realistas, y esforzarse por alcanzarlos sin desanimarse
antes de avanzar hacia otros.
En varias partes de la Palabra de Dios
encontramos este principio expresado explícitamente y en muchas otras lo vemos
en acción.
No quiero explayarme sobre el tema porque
realmente no podría agregar más a lo que muchos siervos del Señor, ungidos
especialmente en esas áreas, han dicho ya. Pero simplemente voy a hacer un par
de comentarios que creo que pueden ser importantes.
Primero, el enfoque no solo debe ser en la
voluntad y los hechos, sino también en la oración. Para muchos cristianos la
oración nunca pasa de ser una especie de charla, a veces monólogo, a veces
verdadero diálogo, pero en definitiva algo sobre lo que no profundizamos
demasiado. Y la oración es mucho más que eso. Por lo pronto diremos que la
mayoría de nosotros no conocemos en profundidad todas las dimensiones de la
oración, y uno de estos aspectos “misteriosos” es el hecho de perseverar en
ella.
Lucas 18:1-8 RVC
1 Además, Jesús les contó una parábola en
cuanto a la necesidad de orar siempre y de no desanimarse.
2 Les dijo: «En cierta ciudad había un juez
que no temía a Dios ni respetaba a nadie.
3 En esa misma ciudad había también una
viuda, la cual acudía a ese juez y le pedía: “Hazme justicia contra mi
adversario.”
4 Pasó algún tiempo, y el juez no quiso
atenderla, pero después se puso a pensar: “Aunque no temo a Dios ni respeto a
nadie,
5 esta viuda me molesta tanto que voy a hacerle
justicia, no sea que siga viniendo y me agote la paciencia.”»
6 Dijo entonces el Señor: «Presten atención a
lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Acaso Dios no les hará justicia a sus
elegidos, que día y noche claman a él? ¿Se tardará en responderles?
8 Yo les digo que sin tardanza les hará
justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?»
Creo que pocos cristianos han entendido la
dimensión de “perseverar”. Esto no quiere decir orar un par de minutos sobre el
tema por día, sino, muchas veces, orar quizás durante horas por día hasta
obtener la respuesta. Y orar sobre un tema, es decir, orar enfocados. Puede
parecer “vanas repeticiones” como el mismo Señor dijo en otra oportunidad, pero
es algo muy diferente porque no viene de una mente que está recitando una
“fórmula mágica” para obtener algo sino de un corazón acongojado que desea con
todas sus fuerzas que una situación cambie. Parece lo mismo por afuera pero es
muy diferente por adentro.
Y he aquí un “secreto”: si estamos ocupando
nuestro tiempo de oración con UN TEMA que es prioritario en este momento, ¡no
podemos incluir muchos otros! Obvio, ¿no? Pero cuidado, esto significa que
habrá otros asuntos que no estaremos cubriendo en oración (por el momento),
sino que deberemos dejarlos en las manos de Dios. Es algo que tenemos que saber
y aceptar.
La trampa consiste en que Satanás muy
hábilmente nos susurra al oído sobre la importancia de cubrir tal o cual tema
en oración, y lo peor de todo es ¡que tiene razón!
Pero no toda la razón. Y aquí viene el
segundo tema. Al principio leímos un par de versículos del Salmo 27; en el
versículo 4 David muestra su enfoque: permanecer en la presencia del Señor a
cada momento. Es extraño. ¡David tenía cientos de cosas muy urgentes por las
que ocuparse cada día! Y cada día aparecían otras tantas nuevas, de hecho. Pero
de todo ello, que requería su máxima atención, pudo priorizar UNA COSA que era
la central, y a esa dedicó sus fuerzas. Porque de ella luego dependían todas
las otras.
El versículo 5 habla de los “días malos”, ¡y
nadie puede dudar que David era experto en pasar “días malos”! ¿No era más
lógico orar por el problema de turno? Bueno, David también hacía eso, por
supuesto, pero no era su principal enfoque.
Cuando los problemas nos abruman, y
entendemos que claramente hay que librar una batalla espiritual contra ellos
pero estamos rodeados de problemas urgentes y es difícil enfocar nuestro
esfuerzo de oración en uno de ellos, pidamos sabiduría para saber priorizar y
ordenar. Recordemos:
1 Corintios 10:13 RVC
13 A ustedes no les ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean
sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con
la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla.
Uno de los significados de esto es,
precisamente, que en medio de cualquier cúmulo de dificultades que tengamos los
hijos de Dios, habrá siempre una “punta del ovillo” para iniciar la batalla en
oración.
Cuál sea esa “punta” le corresponderá al
Bendito Espíritu mostrárnosla en cada momento. ¡A Él sea toda la gloria!
Danilo Sorti
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