2 Timoteo 3:1-5 RVC
1 También debes saber que en los últimos días
vendrán tiempos peligrosos,
2 y que habrá hombres amantes de sí mismos,
avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos,
3 sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, envanecidos, que
amarán los deleites más que a Dios,
5 que parecerán muy piadosos, pero negarán la
eficacia de la piedad; evítalos.
Hay varios “ejes conductores temáticos” que
atraviesan la Biblia de principio a fin, y si bien podemos encontrar una
multitud de temas y enseñanzas, no son muchos los principales. Muchos
consideran que el eje principal es la historia de la redención del hombre, pero
junto con este hay otros igual de importantes por su extensión. Uno de ellos
tiene que ver con las vicisitudes del ser humano caído, y resulta sorprendente
que las historias de hace casi 6.000 años no son para nada diferentes en su
esencia de las actuales.
Dentro de estas “vicisitudes” aparecen
claramente las luchas y conflictos entre hermanos primero y dentro de toda la
sociedad después. Hacia el fin de los tiempos, sin embargo, esto toma características
propias, diferentes a casi toda o toda la historia anterior.
Ahora bien, Pablo vivía en tiempo peligrosos;
buena parte de la realidad occidental reciente podría considerarse mucho mejor
que la vida de ese entonces. Además, había una persecución en ciernes que
complicaba más el panorama. Pero esa realidad, que no era para nada fácil,
Pablo la considera relativamente segura a comparación de lo que ocurriría en
los últimos tiempos.
Ha habido también bastante discusión respecto
de cuáles son estos “últimos días”. La postura más tradicional considera que
los últimos días comenzaron luego de la ascensión de Cristo y se continúan
hasta Su venida. Sin embargo, desde el punto de vista de las enseñanzas
prácticas relacionadas con la vida y ministerio cristianos, no resulta ni útil
ni preciso darle un margen temporal tan amplio. Las características de los
“últimos días”, tal como son mencionadas en la Biblia, si bien comenzaron luego
de la Ascensión, describen propiamente este tiempo (algo que los comentaristas
bíblicos de décadas pasadas, obviamente, no podían ver).
Resumiendo, por un lado, las problemáticas
del hombre caído constituyen uno de los temas principales de toda la Biblia, y
por otro, tenemos una serie de pasajes que específicamente aluden a este
tiempo, en relación con el comportamiento y actitudes de esos hombres caídos. Y
lo que leemos no es nada bueno.
Podemos hacer un desarrollo bastante extenso
de estas personas, pero en este artículo simplemente quiero dejar un concepto:
si el Espíritu nos ha dejado importantes advertencias sobre los hombres de este
tiempo, además de las advertencias generales sobre los hombres pecadores que
podemos encontrar en todas sus páginas, es porque debemos prestarles especial
atención.
Muchas cosas importantes están pasando ahora
mismo y van a seguir pasando hasta que seamos llevados a las Bodas del Cordero.
Y de esas cosas trascendentales para el Reino de los Cielos, nosotros seremos
los protagonistas, no podemos permitir que “tan fácilmente” Satanás nos obstaculice
a través de las personas de esta época. Por eso es que debemos estar
advertidos. Quiero decir, no podemos pasar por alto estas enseñanzas, ni
tratarlas livianamente; puedo dar testimonio de que, por haberlo hecho, he
tenido que pasar por grandes disgustos y, finalmente, retrasos en la obra del
Señor.
Por otro lado, son esas mismas personas,
endurecidas y pecadoras como, quizás, ninguna otra época de la historia de la
Rebelión (es decir, desde Edén hasta esta parte), quienes siguen siendo objeto
del llamado divino y que aún tienen una oportunidad de salvación (por lo que
hay que llevarles el Evangelio); muy pronto serán objeto de la ira divina, que
quedará como testimonio de Su justo Juicio por todas las edades.
El Espíritu, a través de Pablo, nos sigue exhortando:
“debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos”. Hermanos, no
lo ignoremos.
Danilo Sorti
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