lunes, 14 de agosto de 2017

132. ¿Por qué tanta insistencia con Israel? ¿No se preocupa el Señor por todas las naciones?

Romanos 11:1 RVC
1 Por lo tanto, pregunto: ¿Acaso Dios desechó a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y de la tribu de Benjamín.


Israel ha sido siempre una “piedra de tropiezo” para las naciones, ¡y no es para menos! A medida que se acerca el fin y los mensajes cristianos se vuelven cada vez más hacia lo que está pasando en Israel y el papel que desempeñará en estos tiempos, se levantan airadas voces cristianas en contra de la “sionización evangélica”.

Aquí hay mucho para hablar, pero aclaremos algunas cosas. Para empezar, es un hecho que Israel (como nación) aún está en desobediencia (al igual que el resto de las naciones) y que aunque mantiene las promesas, el pueblo del Señor propiamente dicho es hoy la Iglesia. Cualquier mezcla del evangelio con el sionismo o con la lealtad a Israel no deja de ser la famosa “judaización” que tanto combatieron los apóstoles. Por supuesto que debemos orar por su paz y que hay bendición para los que la bendigan (porque Dios nunca retiró la promesa hecha a Abraham), pero hoy y ahora el camino de salvación es Cristo y éste se expresa a través de Su Iglesia. Repito, no se entienda esto como una declaración política ni “a favor de” ni “en contra de”; no le corresponde a la Iglesia como tal hacer política (dos mil años de errores nos lo demuestran) aunque nada impide que los cristianos individuales la hagan. Tampoco corresponde aquí valorar las decisiones políticas del estado de Israel, aunque nada impide que cristianos conocedores del tema lo hagan.

Ahora bien, es innegable que también hay muchas promesas hechas hacia Israel como nación que no se han cumplido, entonces, o bien concluimos que Dios cambió de opinión, o espiritualizamos esos pasajes para decir que ahí ya no dice más “Israel” y que nunca más lo dirá sino que dice “Iglesia” y que así será por siempre… o bien aceptamos que aún no se ha cumplido todo el propósito de Dios sobre Israel y que por lo tanto hay cosas muy importantes que ocurrirán en el futuro.

Ahora bien, ¿por qué el Eterno creó tal nación?

Génesis 12:1-3 RVC
1 Pero el Señor le había dicho a Abrán: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
2 Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
3 Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.»

Desde su mismo inicio, es decir, desde antes que fuera algo siquiera parecido a una nación, el Santo había dispuesto que sea de bendición para el resto de las naciones. Esto se entiende leyendo los capítulos anteriores de Génesis: la humanidad que pretendía mantenerse unida contra la voluntad del Señor en Babel fue dispersada y transformada en “naciones”. Ahora ya no bastaba un hombre solo; para bendecir naciones Dios necesitaba otra nación, y para eso creó Israel, realizando milagro tras milagro, como para que absolutamente nadie dudara de que Israel no podría existir de ninguna manera si no fuera por expresa voluntad divina.

La historia posterior, sin embargo, pocas veces nos mostró a Israel llevando voluntariamente la bendición de Dios a las otras naciones. Se cumplió lo que, siglos más tarde, los mismos israelitas dijeron:

1 Samuel 8:20 RVC
20 Así seremos como todas las naciones. Y nuestro rey nos gobernará, y saldrá al frente de nosotros y presentará batalla por nosotros.»

Israel quiso siempre ser como las demás naciones, y así le fue la mayor parte del tiempo: ¡como a las demás naciones!

Pero los discípulos del Mesías, los que recibieron la verdad, no pueden aceptar esta mentira. Dios nunca quiso que Israel fuera como las demás naciones y de ninguna manera lo permitirá; Israel tiene un propósito glorioso que prácticamente nunca cumplió de manera voluntaria hasta ahora, pero que finalmente lo hará en medio de los juicios que están por venir. Mientras tanto, sigue marcando los “tiempos de Dios”, y debemos prestarle especial atención. Y de nuevo mientras tanto, el amor del Señor por Su Pueblo y por Sus parientes de sangre no ha desaparecido.

NUNCA en la mente de Dios hubo una dicotomía entre Israel y las demás naciones, entre Su propósito para Jacob y Su propósito para las demás naciones, Israel fue puesta no para “recibir” bendición (aunque la recibe y la recibirá) sino para darla. Por las buenas o por las malas, el Señor nunca permitió que Israel permaneciera como nación "aislada y tranquila”.

Romanos 11:11-12 RVC
11 Pregunto entonces: «¿Será que los de Israel tropezaron para caer?» ¡De ninguna manera! Más bien, su transgresión redundó en la salvación de los no judíos, para que los israelitas se pongan celosos.
12 Pues si su transgresión ha enriquecido al mundo, y su fracaso ha enriquecido a los no judíos, ¡mucho más será lo que logre su plena restauración!


Hay algo mucho más glorioso que lo que hemos conocido hasta ahora esperando por la obediencia de Israel. No sé en todos sus detalles como será y no creo que lo pueda saber claramente hasta que llegue el momento, pero sí puedo decir que hay una medida de bendición que está por venir, superlativa, que está ligada a Israel y no a la Iglesia. ¿Dejará de tener sentido la Iglesia en el futuro? No lo creo, pero sí sé que Israel cobrará un papel importantísimo, y que eso redundará en bendición para todas las naciones, y otras naciones serán igualmente de bendición para toda la tierra:

Isaías 19:23-25 RVC
23 Cuando llegue ese día, habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto, y los egipcios entrarán en Asiria; y tanto los egipcios como los asirios servirán al Señor.
24 Cuando llegue ese día, Israel será, junto con Egipto y Asiria, el tercer motivo de bendición en la tierra,
25 pues el Señor de los ejércitos los bendecirá con estas palabras: «Benditos sean Egipto, que es mi pueblo; y Asiria, que es la obra de mis manos; e Israel, que es mi heredad.»

¡Maravillosos son los planes del Señor!

Pero mientras tanto, hay una voz profética sobre la tierra, y es la Iglesia Santa del Señor. Como tal debemos cumplir nuestra misión, llamando a todos los hombres al arrepentimiento, Israel inclusive, y confrontando los pecados de las naciones con la Palabra de Dios, Israel inclusive. Pronto terminará el tiempo de la iglesia tal como la conocemos en esta tierra, pero mientras tanto, esta voz profética sigue activa.


Danilo Sorti




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