Hechos 21:30-31 RVC
30 Así que había mucha inquietud en toda la
ciudad; la gente se agolpó y se apoderó de Pablo, y entre todos lo sacaron del
templo a rastras, y enseguida cerraron las puertas,
31 pues querían matarlo. Pero se dio aviso al
tribuno de la compañía, de que había mucho alboroto en la ciudad de Jerusalén,
Estos versículos de Hechos son simplemente
ilustrativos de una constante que vemos desde el inicio de la predicación de
Jesús: la violencia y agresividad de la sociedad, y especialmente de los
“religiosos” hacia los creyentes. Esta violencia la vemos claramente de parte
de un segmento importante de los judíos, pero por supuesto no era “privativa”
de ellos, Pablo tuvo que soportarla en el mundo gentil. Bueno, parte de esa
violencia que recibió Pablo la había sembrado él mismo años atrás…
Esa es la realidad del mundo actual, no
solamente en las naciones donde se manifiesta el terrorismo en su mayor
expresión, sino progresivamente también en todos los países del mundo.
“Mirándonos el ombligo” en los últimos años, nos hemos asombrado al ver crecer
la violencia en nuestra propia ciudad o nación, e intentamos buscar causas
locales, que por supuesto son completamente válidas y reales, pero que no son
más que una manifestación de fenómenos globales, que irán en aumento hasta la
venida de Cristo, y, en realidad, van a estar explicando en parte el por qué de
la necesidad del juicio de la tribulación.
Durante mucho tiempo (y hasta el día de hoy)
una parte importante de la iglesia ha visto las enseñanzas del rapto y la
tribulación como algo extraño, como “caprichoso”, sin un claro sentido; y por eso
la han rechazado. Sin embargo, a medida que el tiempo se acerca y el mundo
cambia muy rápidamente, se va haciendo demasiado claro que será un juicio
PERFECTAMENTE JUSTO Y NECESARIO hacia una sociedad tremendamente corrupta. Y
una de las manifestaciones de esa corrupción es, claro, la violencia.
Pero no debe tomarnos desprevenidos, porque
algo similar ya fue escrito en las páginas del Nuevo Testamento, y de ahí
tenemos las enseñanzas que necesitamos para sortear estos últimos tiempos y, lo
más importante, completar el trabajo que nos queda.
Simplemente quiero dejar una palabra de
reflexión: si nosotros estamos inmersos en este sistema tan progresivamente
violento, ¡no nos contagiemos de él! La etapa de la iglesia que concluyó hace
pocas décadas fue la de Filadelfia, la del amor fraternal, y de hecho fue una
época de amor y comunión entre los cristianos. Hoy eso está cambiando y ha
cambiado, pero no tiene que ser así para el remanente fiel, los que “vencen”
según dice Apocalipsis.
Hoy la violencia (y me refiero a los
cristianos) puede tener formas más sutiles y hasta “justificables”, más bien
simbólica, verbal a veces, motivada por cuestiones sociales y políticas, pero
cuidado, es simplemente el comienzo; si se sigue en esa carretera, en poco
tiempo se llegará a formas mucho más directas.
¡Señor, que seamos instrumentos de TU paz!
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario