2 Tesalonicenses 3:9 RVC
9 Y no es que no tuviéramos derecho de
hacerlo, sino que quisimos darles un buen ejemplo a seguir.
En varias ocasiones Pablo se puso como
ejemplo, tanto de la vida santa como de las cuestiones económicas cotidianas
(que también tiene que ver con la santidad). Muchas veces, en vez de
preocuparse por sus derechos dentro de la iglesia, prefirió ponerse él mismo en
una posición más incómoda y esforzada a fin de servir de ejemplo. Pudiendo
vivir de los hermanos, muchas veces trabajó con sus propias manos.
Esto tiene dos motivos; por un lado, no
resultaba prudente sobreexigir a una congregación nueva con la carga de
sostener a un obrero, por muchas razones. Por otro, y aquí viene el punto
principal de lo que quiero decir: la gran mayoría de los cristianos NO VIVE de
la obra, sino de sus trabajos seculares. ¿Qué ejemplo podrían tener ellos
viendo a un líder que no trabaja? ¿Cómo podría el tal enseñarles más allá de
las palabras?
Le debo a Edgardo Silvoso el haber entendido
claramente estos conceptos; desde hace mucho tiempo el Espíritu le permitió
desarrollar la enseñanza de Ministros de Mercado y eso resultó de mucha
liberación para mí. Por supuesto que no voy a desarrollar todas sus enseñanzas
aquí, pero para el que no conoce el concepto o no lo tiene bien claro, le
recomiendo mucho que lea algunos de sus libros, y seguramente hay otros autores
muy buenos que también hablan sobre el tema.
En definitiva: si la gran mayoría de los
cristianos trabaja y tiene que pelear el día a día, algunos con más éxito,
otros con menos y otros con “ninguno”, ¿puede un pastor que vive de la obra,
especialmente cuando ya ha llegado a cierto nivel de seguridad y hace tiempo
que dejó su trabajo secular, tener un mensaje y un ejemplo adecuado en esta
área? Bueno, como poder sí puede y de hecho los hay, pero es difícil; requiere
que el líder haga el ejercicio día a día de no olvidarse de esa realidad. En la
práctica, muchos llegan a perder esa visión y sus mensajes terminan siendo
bonitas declaraciones de la vida cristiana victoriosa, próspera y exitosa que
se estrellan en la cara el lunes a la mañana cuando nos enfrentamos con los
desafíos cotidianos.
Cuando uno no está viviendo una realidad es
MUY DIFÍCIL hablar y enseñar sobre ella. Por otro lado, es muy probable que los
hermanos que trabajan no “vean” a un líder cristiano que vive de la obra como
ejemplo a seguir en el área laboral y sencillamente no escuchen sus enseñanzas
(que pueden ser perfectamente válidas). Es decir, también hay un problema de
percepción.
Pero el problema de fondo es que el servicio
en el ámbito laboral, lo que Silvoso llama el Ministerio en el Mercado,
normalmente es catalogado como “de segunda” dentro de la iglesia, lo
verdaderamente importante es lo que hace el Ministro de Púlpito.
Lo cierto es que a lo largo de estos casi
2.000 años la obra del Reino de Dios fue llevada a cabo por la gente “común”,
los que día a día tienen que enfrentar las mismas luchas, alegrías y tristezas
que el resto de las personas, y PRECISAMENTE POR ESO es que pueden tener un
mensaje y un testimonio con el que los inconversos pueden identificarse. Y esos
cristianos también necesitan que les enseñe alguien que conozca y pase por las
mismas luchas, alegrías y tristezas.
¿Entonces qué? ¿Deberíamos mandar a todos los
ministros de púlpito a trabajar en lo (muy mal llamado) “secular”? Bueno,
algunos decididamente sí; pero la realidad es que TODOS SON NECESARIOS. Cada
uno, si está en el lugar donde Dios verdaderamente lo puso (y ese es otro
tema…) tiene algo valioso y único para compartir con el Cuerpo. Y dentro de
ellos, y al MISMO NIVEL están los ministros de mercado; también ellos deben
tener su espacio el día domingo, porque hay algunas enseñanzas, testimonios y
consejos de la vida práctica que solamente ellos tienen.
¡Señor, trae unidad a Tu Iglesia!
Danilo Sorti
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